Debido a que el agua proveniente de un manantial es más saludable para el consumo humano por no contener químicos, habitantes de San Fernando tienen más de medio siglo de adquirir agua con los llamados 'burreteros', hombres que venden agua en garrafas a bordo de burros.
El señor José Trinidad Meza Gutiérrez es habitante de este municipio y señala que los burreteros recorren las subidas y bajadas de la localidad desde muy temprano, pues hay quienes empiezan a laborar desde la cinco de la mañana, ya que la población hace pedidos desde un día antes.
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“Sí se lleva a un laboratorio está agua, sale más beneficiada esta agua porque está agua viene filtrada, baja del cerro esta agüita, aquí los señores es de años que trabajan, algunos es su trabajo del diario, pero casi siempre ocupan para el servicio de la comunidad”.
Por su parte, Ricardo Avendaño de la Cruz tiene 84 años de edad, de los cuales 61 los ha dedicado a este oficio que le permite tener un ingreso para su familia y sobre todo ofrecer agua limpia a la población y a buen precio, ya que el agua de pipa además de costoso es tardado.
"En ese tiempo costaba dos pesos ahora cuesta 30… Yo no hago mucho, ahorita voy para dos, donde me encarguen nada más, a veces tres, a veces cuatro en la semana y esa es mi chambita que ganó, mi paguita, siquiera para mi tortilla porque más para otra cosa no da, está muy cara las cosas, ya no es como antes".
En promedio cada burro transporta cuatro garrafas de 20 litros cada uno, es decir, 80 litros por viaje con un costo de 30 pesos, cada persona realiza alrededor de siete viajes al día que se traduce en un ingreso de 210 pesos al día.
Cabe destacar que el agua nace debajo de un árbol denominado en lengua Zoque ‘Caigpoqui’, que se distingue por lo frondoso de su ramas. De acuerdo con el censo poblacional del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) San Fernando cuenta con más de 30 mil habitantes.