Madera y cuerdas que le cantan a la muerte

Selene Álvarez

  · viernes 2 de noviembre de 2018

  • La muerte es esa circunstancia vital trascendentalsublime, esa donde te encuentras y hallas la razón

Traspasa, trasciende, ahí en ese momento justo dondete pierdes y te encuentras, te unes, te fusionas, te liberas. Lamuerte es vida.

Don Rafa es un músico distinguido, le canta a lavida y también a la muerte. Desde los 12 años su guitarra es sugran compañera. Madera y cuerdas que se funcionan para crearmelodías, esas que tienen por costumbre alegrar al corazón oabrazarlo por la tristeza.

Entre flores, tumbas y velas, su pasión fluye, comolas lágrimas de aquellos que van a dejar al cuerpo inerte de aquelque en vida también lloró por sus muertos.

Abraza a la música, esa que toca el alma con cadanota, cada ritmo, cada melodía.

Ronda los setenta y algo, como todo buen mexicanohace uso de ese símbolo sagrado, el sombrero; que se quitaamablemente para conversar con nosotros.

-Este es ya mi lugar favorito, cantaba también enlas cantinas pero ahí abren a las 12:00 horas de día, ya muytarde y siempre en esos lugares hay pleitos. Me gusta mejor aquíes más tranquilo, ya saben mi lugar, vienen a buscarme.

Espera pacientemente desde la entrada a los dolientespara que sean ellos quienes lo inviten a cantarle al difunto suscanciones favoritas, la más solicitada: un puño de tierra:“el día que yo me muera no voy a llevarme nada, hay quedarle gusto al gusto, la vida pronto se acaba, lo que pasó en estemundo, no más el recuerdo queda, ya muerto voy a llevarme nomásun puño de tierra”. (Compositor: Carlos Coral originario deSan Carlos, municipio de Jiménez, Coahuila)

Dice no temerle a la muerte, “si de algo estamosseguros en esta vida, es de morir”.

En la entrada principal, lo reciben siempre todos losdías, perfumadas y bien arregladas: alcatraces, girasoles, sedas yclaveles. Camina 30 metros más y ahí está su banca, aquella quepor varios años lo espera, para dar la bienvenida y despedida a undifunto más.