/ miércoles 13 de septiembre de 2023

Carrereando la Chuleta | A los que se sientan en sus laureles

Una de las cosas más fáciles de perder es el piso (la otra es el dinero), lo podemos ver en artistas, deportistas, por supuesto políticos y hasta en la familia, no falta el tío que se casa con la viuda rica y que ahora se siente el pudiente del barrio. Es común que quienes tienen logros, después de un arduo trabajo, nadie dice que no, deciden ya no hacer nada y vivir de sus glorias; se sientan en sus laureles, como dicen los abuelos; a algunos les funcionará, pero definitivamente no aplica en política.

Los partidos políticos comienzan a tener simpatizantes, seguidores, miembros, algunas veces por mera suerte y otras por verdadero trabajo de calle y estructuras; otras, porque se cuelgan del hartazgo; algunas más porque encuentran justo el nicho o el espacio para forjarse como solución. Obviamente al principio cuidan las formas, los perfiles para quienes serán sus candidatos, la respuesta de quienes ya han sido electos. El problema es que después se les suben los humos, como se dice vulgarmente, y se les olvida de dónde vienen, a los partidos y sus simpatizantes, y ya no se acuerdan cómo empezaron y gracias a quiénes están donde están ahora. Algunos incluso desaparecen.

El partido Morena está en su etapa de auge en este momento y es interesante observar cómo se mueven cada uno de los políticos que forman parte de las filas de la Cuarta Transformación, al menos ahora (porque ya sabe usted que cuando las buenas rachas se acaban muchos abandonan el barco), qué hacen o dejan de hacer, si nomás se ponen a navegar con la inercia y viven sus cinco minutos de gloria, que obviamente se acabará muy pronto; o si realmente siguen trabajando por un proyecto de largo plazo.

Hay un montón de individuos que se colgaron de la oportunidad, que de la noche a la mañana se volvieron morenistas, y lo peor, que llegaron a los diferentes escaños desde los cuales ahora no hacen absolutamente nada. Pero también hay a los que no les importan las inercias y chambean como desde el primer día.

Yamil Melgar es de estos últimos, en materia legislativa no ha dejado de chambear, pero tampoco se ha olvidado de quienes lo llevaron ahí, y sigue caminando las calles del distrito al que representa como cuando les fue a pedir el voto, cosa que pocos hacen.

Anda por las colonias, la gente lo recibe, le invitan un taquito, un agua, y se arma la gran plática, el intercambio de ideas, y por supuesto hay quejas y peticiones en las que podrá actuar directamente y otras que no le tocan, pero que busca la mejor manera de gestionarlas, de apoyarlas.

Escuchar a las personas es fundamental, es justo la manera de no perder el piso, de no sentarse en los laureles, de llevar a cabo un proyecto de continuidad, y cuando alguien lo hace se vuelve amigo, confiable, en su trabajo, su compromiso. Ya no es tiempo de los políticos de una fecha (en campaña, claro), esos que desaparecen y no regresan sino hasta que cínicamente van por otro puesto. Es tiempo de que los políticos den resultados y no se olviden de que algún día fueron a pedir un voto bajo una promesa de trabajo que no cumplieron. Hay diferencias. Comentarios a rgonzalez@diariodelsur.com.mx

Una de las cosas más fáciles de perder es el piso (la otra es el dinero), lo podemos ver en artistas, deportistas, por supuesto políticos y hasta en la familia, no falta el tío que se casa con la viuda rica y que ahora se siente el pudiente del barrio. Es común que quienes tienen logros, después de un arduo trabajo, nadie dice que no, deciden ya no hacer nada y vivir de sus glorias; se sientan en sus laureles, como dicen los abuelos; a algunos les funcionará, pero definitivamente no aplica en política.

Los partidos políticos comienzan a tener simpatizantes, seguidores, miembros, algunas veces por mera suerte y otras por verdadero trabajo de calle y estructuras; otras, porque se cuelgan del hartazgo; algunas más porque encuentran justo el nicho o el espacio para forjarse como solución. Obviamente al principio cuidan las formas, los perfiles para quienes serán sus candidatos, la respuesta de quienes ya han sido electos. El problema es que después se les suben los humos, como se dice vulgarmente, y se les olvida de dónde vienen, a los partidos y sus simpatizantes, y ya no se acuerdan cómo empezaron y gracias a quiénes están donde están ahora. Algunos incluso desaparecen.

El partido Morena está en su etapa de auge en este momento y es interesante observar cómo se mueven cada uno de los políticos que forman parte de las filas de la Cuarta Transformación, al menos ahora (porque ya sabe usted que cuando las buenas rachas se acaban muchos abandonan el barco), qué hacen o dejan de hacer, si nomás se ponen a navegar con la inercia y viven sus cinco minutos de gloria, que obviamente se acabará muy pronto; o si realmente siguen trabajando por un proyecto de largo plazo.

Hay un montón de individuos que se colgaron de la oportunidad, que de la noche a la mañana se volvieron morenistas, y lo peor, que llegaron a los diferentes escaños desde los cuales ahora no hacen absolutamente nada. Pero también hay a los que no les importan las inercias y chambean como desde el primer día.

Yamil Melgar es de estos últimos, en materia legislativa no ha dejado de chambear, pero tampoco se ha olvidado de quienes lo llevaron ahí, y sigue caminando las calles del distrito al que representa como cuando les fue a pedir el voto, cosa que pocos hacen.

Anda por las colonias, la gente lo recibe, le invitan un taquito, un agua, y se arma la gran plática, el intercambio de ideas, y por supuesto hay quejas y peticiones en las que podrá actuar directamente y otras que no le tocan, pero que busca la mejor manera de gestionarlas, de apoyarlas.

Escuchar a las personas es fundamental, es justo la manera de no perder el piso, de no sentarse en los laureles, de llevar a cabo un proyecto de continuidad, y cuando alguien lo hace se vuelve amigo, confiable, en su trabajo, su compromiso. Ya no es tiempo de los políticos de una fecha (en campaña, claro), esos que desaparecen y no regresan sino hasta que cínicamente van por otro puesto. Es tiempo de que los políticos den resultados y no se olviden de que algún día fueron a pedir un voto bajo una promesa de trabajo que no cumplieron. Hay diferencias. Comentarios a rgonzalez@diariodelsur.com.mx