/ martes 25 de diciembre de 2018

CHIAPAS DE LOS MÁS AFECTADOS

Resulta que en el Presupuesto de Egresos 2019, al café se le asignó 55 por ciento menos que en el 2018, lo que ha ocasionado el desaliento de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras.

La crisis del sector cafetalero la ocasionó la caída de los precios internacionales del grano, el cambio climático y la plaga de la roya que desde hace 4 años, provocó una severa baja en la producción. En el Presupuesto de Egresos solo se asignaron para este sector 345 millones de pesos y la ANEC ha solicitado que se rectifique este monto para que el café pueda resurgir nuevamente.

Es cierto que las tres causas señaladas en la caída del café afectó considerablemente al producto, mas no solo fue eso, también hay que cargar las culpas de los gobiernos estatales productores de café que actuaron, como ocurrió en Chiapas, con descuido e indiferencia cuando cayó la plaga de la roya que no pudo ser combatida con eficiencia, y a esto se agrega un número de funcionarios legos que convirtieron a las dependencias encargadas del desarrollo del café desde su cultivo hasta su comercialización, en una cueva para la proliferación de la corrupción dejando al garete el fortalecimiento de la cafeticultura, tan feraz en otros tiempos.

En Chiapas se creó un Instituto para el Café con su respectiva ley orgánica para substituir al anterior que era impecable, sin embargo esto no fue más que un ensayo del “gatopardismo” porque no hubo cambio de un solo funcionario de la más baja jerarquía, para que todo siguiera igual o peor que antes. La roya como plaga encontró su campo propicio para extenderse y acabar con los plantíos del café sobre todo en las zonas indígenas, ya que solo se usaron paliativos para combatirla que en nada ayudó a frenar su propagación. De esos funcionarios del Instituto se podían encontrar a muchos con pleno desconocimiento de lo que significa la cafeticultora y sus derivados.

Se manifiesta que de la actividad cafetalera dependen tres millones de personas y de los 700 mil productores existentes, 25 por ciento son indígenas que por siempre han padecido la crisis sin encontrar ningún aliento oficial; en Chiapas se le dejó a su suerte, por esto antes de morir de hambre, decidieron abandonar sus cultivos para enrolarse a la migración en la búsqueda de mejores perspectivas de vida familiar. Es triste ver la desolación en la que quedaron los otrora fértiles campos cafetaleros devorados por la roya.

También en Chiapas fue muy notorio que se negociara impunemente con las plántulas para renovar las plantaciones viejas del café, embriones que no podían pagar los indígenas que tuvieron que recurrir a métodos obsoletos de cultivo para poder sobrevivir y dejar que la roya llegara realizando su labor destructiva al no encontrarse el eficaz método para combatirla. Muchos miles de plántulas se destinaron a cultivos privados, dejando a los pobres a la intemperie sin encontrar quien los ayudara con efectividad y fueron precisamente los indígenas los que más resintieron la deficiencia oficial.

Por lo consecuente Chiapas fue una de las entidades más afectada tanto por la caída de los precios internacionales, como la plaga de la roya, pero más lo fue por la corrupción y la impericia de los funcionarios encargados del sector. Más de cinco directores estuvieron al frente del Instituto del Café en el sexenio anterior y ninguno dio resultado a pesar de los cambios legales que se incorporaron y que muchos creyeron que iba ser el resurgimiento del cultivo del café, pero fue todo lo contrario. El actual director Jordán Constantino Borraz, que funge como encargado del despacho, es otra nulidad que protege a los mismos corruptos que allí encontraron su “modus vivendi”. Ese Instituto requiere una limpia a fondo ahora que inició el gobierno del cambio.

Hay razón para que los productores versados en el ramo, gestionen los apoyos que no obtuvieron en el Presupuesto de Egresos y si se llega a la rectificación, hay que exigir que aquellos estados que incurrieron en la incuria dándole alas a la corrupción, también rectifiquen y convoquen a gente apta para el fortalecimiento del café y retorne por los fueros de antaño, cuando ocupaba lugar de privilegio en el mundo.

Chiapas fue afectado de manera recurrente por la crisis cafetalera; merece levantarse y esto lo deben hacer la aptitud y la capacidad de los auténticos cafeticultores, no políticos mediocres que en estos 6 años solo fueron tras el enriquecimiento ilícito.

COLOFÓN.- Lamentable, doloroso, el fallecimiento de la gobernadora de Puebla Erika Alonso y de su esposo, el también ex gobernador de la misma entidad Rafael Moreno Valle. Murieron en la plenitud de su vida y hay que rezar porque la paz espiritual sea con ellos y que la familia encuentre plena resignación.

Resulta que en el Presupuesto de Egresos 2019, al café se le asignó 55 por ciento menos que en el 2018, lo que ha ocasionado el desaliento de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras.

La crisis del sector cafetalero la ocasionó la caída de los precios internacionales del grano, el cambio climático y la plaga de la roya que desde hace 4 años, provocó una severa baja en la producción. En el Presupuesto de Egresos solo se asignaron para este sector 345 millones de pesos y la ANEC ha solicitado que se rectifique este monto para que el café pueda resurgir nuevamente.

Es cierto que las tres causas señaladas en la caída del café afectó considerablemente al producto, mas no solo fue eso, también hay que cargar las culpas de los gobiernos estatales productores de café que actuaron, como ocurrió en Chiapas, con descuido e indiferencia cuando cayó la plaga de la roya que no pudo ser combatida con eficiencia, y a esto se agrega un número de funcionarios legos que convirtieron a las dependencias encargadas del desarrollo del café desde su cultivo hasta su comercialización, en una cueva para la proliferación de la corrupción dejando al garete el fortalecimiento de la cafeticultura, tan feraz en otros tiempos.

En Chiapas se creó un Instituto para el Café con su respectiva ley orgánica para substituir al anterior que era impecable, sin embargo esto no fue más que un ensayo del “gatopardismo” porque no hubo cambio de un solo funcionario de la más baja jerarquía, para que todo siguiera igual o peor que antes. La roya como plaga encontró su campo propicio para extenderse y acabar con los plantíos del café sobre todo en las zonas indígenas, ya que solo se usaron paliativos para combatirla que en nada ayudó a frenar su propagación. De esos funcionarios del Instituto se podían encontrar a muchos con pleno desconocimiento de lo que significa la cafeticultora y sus derivados.

Se manifiesta que de la actividad cafetalera dependen tres millones de personas y de los 700 mil productores existentes, 25 por ciento son indígenas que por siempre han padecido la crisis sin encontrar ningún aliento oficial; en Chiapas se le dejó a su suerte, por esto antes de morir de hambre, decidieron abandonar sus cultivos para enrolarse a la migración en la búsqueda de mejores perspectivas de vida familiar. Es triste ver la desolación en la que quedaron los otrora fértiles campos cafetaleros devorados por la roya.

También en Chiapas fue muy notorio que se negociara impunemente con las plántulas para renovar las plantaciones viejas del café, embriones que no podían pagar los indígenas que tuvieron que recurrir a métodos obsoletos de cultivo para poder sobrevivir y dejar que la roya llegara realizando su labor destructiva al no encontrarse el eficaz método para combatirla. Muchos miles de plántulas se destinaron a cultivos privados, dejando a los pobres a la intemperie sin encontrar quien los ayudara con efectividad y fueron precisamente los indígenas los que más resintieron la deficiencia oficial.

Por lo consecuente Chiapas fue una de las entidades más afectada tanto por la caída de los precios internacionales, como la plaga de la roya, pero más lo fue por la corrupción y la impericia de los funcionarios encargados del sector. Más de cinco directores estuvieron al frente del Instituto del Café en el sexenio anterior y ninguno dio resultado a pesar de los cambios legales que se incorporaron y que muchos creyeron que iba ser el resurgimiento del cultivo del café, pero fue todo lo contrario. El actual director Jordán Constantino Borraz, que funge como encargado del despacho, es otra nulidad que protege a los mismos corruptos que allí encontraron su “modus vivendi”. Ese Instituto requiere una limpia a fondo ahora que inició el gobierno del cambio.

Hay razón para que los productores versados en el ramo, gestionen los apoyos que no obtuvieron en el Presupuesto de Egresos y si se llega a la rectificación, hay que exigir que aquellos estados que incurrieron en la incuria dándole alas a la corrupción, también rectifiquen y convoquen a gente apta para el fortalecimiento del café y retorne por los fueros de antaño, cuando ocupaba lugar de privilegio en el mundo.

Chiapas fue afectado de manera recurrente por la crisis cafetalera; merece levantarse y esto lo deben hacer la aptitud y la capacidad de los auténticos cafeticultores, no políticos mediocres que en estos 6 años solo fueron tras el enriquecimiento ilícito.

COLOFÓN.- Lamentable, doloroso, el fallecimiento de la gobernadora de Puebla Erika Alonso y de su esposo, el también ex gobernador de la misma entidad Rafael Moreno Valle. Murieron en la plenitud de su vida y hay que rezar porque la paz espiritual sea con ellos y que la familia encuentre plena resignación.

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