Al recibir la Medalla de Honor “Belisario Domínguez” y ante la presencia del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el periodista Carlos Payán Velver expresó conmovido en la tribuna del Senado de la República, en la vieja casona de Xicoténcatl: “los muros que levantemos en esta patria mía no sean para separar a los pueblos, sino murallas de valor y buen juicio que nos protejan del embate y del yugo de todo fascismo”.
Payán es un mexicano ilustre con una voz de gran fuerza moral que necesariamente se escucha en todos los entornos donde se pronuncia. Es un periodista de gran cultura que ha enseñado las bases morales de ese periodismo que él siempre ha ejercido con honradez, dignidad y verticalidad. No es el periodista común y corriente que hace de su actividad un oficio de lucro o mercantilismo, sino un ejercicio que se engrana a los sentimientos populares, con pasión, solidaridad y rectitud tan intensa y noble, que se convierten en enseñanza para las nuevas generaciones.
Don Carlos Payán se refirió con rudeza a la política de miedo, por el uso indiscriminado del poder, que lleva a cabo Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Si bien Trump ha sido mundialmente criticado por su artera belicosidad, no siempre las voces con autoridad como la de Payán, se han levantado para reprobarlo porque hay quienes prefieren la cómoda postura de callar antes que condenar los irrisorios actos que se cometen en contra de la humanidad donde hay jóvenes, niños, mujeres y adultos, amenazados por los estragos de la violencia incendiaria.
Para referirse al fascismo y condenarlo con energía, Payán no podía tener mejor escenario que el que representa la tribuna del Senado de la República, en la que se escucha todo lo que se habla y se emite en favor de la humanidad.
Efectivamente los muros que se levanten deben ser murallas de valor y de buen juicio, capaces de proteger de los embates del fascismo y así construir esas murallas donde la solidaridad y la fraternidad se conviertan en puntos de partida para alcanzar la paz con armonía y conciliación.
No pasó por alto don Carlos Payán el significado del triunfo político de Andrés Manuel López Obrador al ser elegido por más de 30 millones de mexicanos que así decidieron el cambio hacia la Cuarta Transformación. Fue un triunfo del pueblo cansado de la injusticia, de la rapiña y de las bárbaras desigualdades que engrosaron un conglomerado de más de 50 millones de pobres sin opción, más que la resignación.
La Medalla “Belisario Domínguez” que se confiere a los merecimientos de hombres y mujeres ilustres que han destacado en el ámbito nacional por sus indiscutibles méritos de valor y entereza, fue conferida ahora a un ser humano que ha hecho honor a su tránsito por la vida recogiendo los más sentidos requerimientos del pueblo a través de un periodismo sano, de inteligencia, de integridad y de intachable intelectualidad. Es uno de los mexicanos que mejor ha calificado en los últimos años para recibir esta presea, símbolo del valor civil.
Fue un acto republicano que congregó a múltiples personalidades entre ellas al empresario Carlos Slim, amigo de la infancia del galardonado, la escritora Elena Poniatowska, el Ministro de la Suprema Corte de la Nación Fernando Franco, el diputado Porfirio Muñoz Ledo y otros personajes de primera línea política.
COLOFÓN.- El Secretario de Transportes, Aquiles Espinosa, reveló que en la entidad existen 37 mil vehículos concesionados y 90 mil irregulares que, sin duda, es lo que ha dado lugar a la crisis y desorden que vive el sector y que es consecuencia de la corrupción e ineptitud como se ha manejado. Don Aquiles lo que debe hacer más que lamentarse, es combatir tamaño desorden aplicando la ley que rige al transporte público.
