/ lunes 20 de mayo de 2024

Libertas Capitur / La Paz de los Sepulcros 

Chiapas y Tabasco, dos estados gobernados por Morena desde 2018, ocupan respectivamente los lugares 31 y 32 en el Déficit de Paz Positiva; los últimos lugares, según el “Índice de Paz México 2024” (IPM), elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).

Estos estados como otros en el país, acusan la presencia del México Violento, ese México que el presidente AMLO no quiere identificar, pero que involuntariamente reconoció, al aceptar que hay “más homicidios” durante su sexenio.

La espiral de violencia va en ascenso y se normaliza como el instrumento más eficaz para resolver disputas en distintos órdenes del quehacer público y privado. Los resultados demuestran de manera elocuente el fracaso de la política gubernamental de “abrazos, no balazos”, inaugurada con bombo y platillo hace ya casi seis años.

Con la delincuencia organizada como principal protagonista, el año pasado México alcanzó una tasa de homicidios 54% más alta que la de hace ocho años; y los delitos cometidos con armas de fuego, fue un 64% mayor.

En Chiapas se disparó la cifra de homicidios dolosos a inicios del 2024, con un incremento de un 53% en comparación con el mismo periodo del año pasado; y en Tabasco hubo un incremento del 216% de homicidios dolosos en relación con el mismo periodo del 2023.

Hubo 95,000 casos de personas extraviadas y desaparecidas en México desde 2010. Pero su número ascendió a 12,000 en el quinto año de gobierno del presidente AMLO. En un solo año, el gobierno de Morena acumuló el 13% de desaparecidos en un periodo de 14 años.

Este mismo concepto se incrementó en Chiapas en cinco años y en el 2022 alcanzó su más alta cifra, 344 personas desaparecidas; en Tabasco el rubro pasó de 265 personas en la primera quincena del 2024 a un saldo de 414 al finalizar abril, un alarmante incremento del 56%.

Es evidente que durante el presente sexenio de Morena, la falaz estrategia de “pacificación” falló. No hay paz, hay violencia, aunque el presidente la niegue. Los abrazos no alcanzaron a brindar seguridad al pueblo. Y las condiciones para un sano desarrollo socioeconómico simplemente desaparecieron.

Mención aparte merecen los ataques a las fuerzas del orden, a merced del crimen organizado por la orden superior de “bajar las armas”; y los homicidios políticos bajo la lógica del “laissez faire, laissez passer”, una ominosa ausencia del Estado.


En este aspecto, el IPM menciona:


“Desde 2018, más de 2,600 policías han sido asesinados. Esto equivale a una tasa promedio anual de homicidios de policías de 97 asesinatos por cada 100,000 agentes, lo que sugiere que ser policía en México es casi cuatro veces más peligroso que ser miembro de la población general.

“México es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser político. La violencia política ha ido en aumento durante los últimos tres años, con el asesinato de al menos 170 figuras políticas y funcionarios gubernamentales en 2023, frente a 50 en 2020 aproximadamente.”


Y las cifras siguen en aumento.


El deterioro de la calidad de vida en México, y especialmente en Chiapas y Tabasco, tienen una causa común: gobiernos ausentes, que abandonan a sus soldados y a sus ciudadanos; y los entregan inermes al enemigo como carne de cañón.

Gobiernos que depusieron sus responsabilidades y fraguaron una política que ha dejado demasiados muertos: 180,000 en lo que va del sexenio. Un homicidio cada quince minutos, esto debería pesar en la conciencia del Ejecutivo Federal.

Pero “no hay más violencia –dijo el presidente López Obrador– hay más homicidios”. Léalo de nuevo, por favor: “No hay más violencia, hay más homicidios”. El presidente de México quiso decir que vivimos en la paz de los sepulcros. Total… Los muertos los pone el pueblo.


E-mail: libertascapitur.chis@gmail.com


Canal de WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VaZHXqMF6smynhGZUL1c


Chiapas y Tabasco, dos estados gobernados por Morena desde 2018, ocupan respectivamente los lugares 31 y 32 en el Déficit de Paz Positiva; los últimos lugares, según el “Índice de Paz México 2024” (IPM), elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).

Estos estados como otros en el país, acusan la presencia del México Violento, ese México que el presidente AMLO no quiere identificar, pero que involuntariamente reconoció, al aceptar que hay “más homicidios” durante su sexenio.

La espiral de violencia va en ascenso y se normaliza como el instrumento más eficaz para resolver disputas en distintos órdenes del quehacer público y privado. Los resultados demuestran de manera elocuente el fracaso de la política gubernamental de “abrazos, no balazos”, inaugurada con bombo y platillo hace ya casi seis años.

Con la delincuencia organizada como principal protagonista, el año pasado México alcanzó una tasa de homicidios 54% más alta que la de hace ocho años; y los delitos cometidos con armas de fuego, fue un 64% mayor.

En Chiapas se disparó la cifra de homicidios dolosos a inicios del 2024, con un incremento de un 53% en comparación con el mismo periodo del año pasado; y en Tabasco hubo un incremento del 216% de homicidios dolosos en relación con el mismo periodo del 2023.

Hubo 95,000 casos de personas extraviadas y desaparecidas en México desde 2010. Pero su número ascendió a 12,000 en el quinto año de gobierno del presidente AMLO. En un solo año, el gobierno de Morena acumuló el 13% de desaparecidos en un periodo de 14 años.

Este mismo concepto se incrementó en Chiapas en cinco años y en el 2022 alcanzó su más alta cifra, 344 personas desaparecidas; en Tabasco el rubro pasó de 265 personas en la primera quincena del 2024 a un saldo de 414 al finalizar abril, un alarmante incremento del 56%.

Es evidente que durante el presente sexenio de Morena, la falaz estrategia de “pacificación” falló. No hay paz, hay violencia, aunque el presidente la niegue. Los abrazos no alcanzaron a brindar seguridad al pueblo. Y las condiciones para un sano desarrollo socioeconómico simplemente desaparecieron.

Mención aparte merecen los ataques a las fuerzas del orden, a merced del crimen organizado por la orden superior de “bajar las armas”; y los homicidios políticos bajo la lógica del “laissez faire, laissez passer”, una ominosa ausencia del Estado.


En este aspecto, el IPM menciona:


“Desde 2018, más de 2,600 policías han sido asesinados. Esto equivale a una tasa promedio anual de homicidios de policías de 97 asesinatos por cada 100,000 agentes, lo que sugiere que ser policía en México es casi cuatro veces más peligroso que ser miembro de la población general.

“México es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser político. La violencia política ha ido en aumento durante los últimos tres años, con el asesinato de al menos 170 figuras políticas y funcionarios gubernamentales en 2023, frente a 50 en 2020 aproximadamente.”


Y las cifras siguen en aumento.


El deterioro de la calidad de vida en México, y especialmente en Chiapas y Tabasco, tienen una causa común: gobiernos ausentes, que abandonan a sus soldados y a sus ciudadanos; y los entregan inermes al enemigo como carne de cañón.

Gobiernos que depusieron sus responsabilidades y fraguaron una política que ha dejado demasiados muertos: 180,000 en lo que va del sexenio. Un homicidio cada quince minutos, esto debería pesar en la conciencia del Ejecutivo Federal.

Pero “no hay más violencia –dijo el presidente López Obrador– hay más homicidios”. Léalo de nuevo, por favor: “No hay más violencia, hay más homicidios”. El presidente de México quiso decir que vivimos en la paz de los sepulcros. Total… Los muertos los pone el pueblo.


E-mail: libertascapitur.chis@gmail.com


Canal de WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VaZHXqMF6smynhGZUL1c