El estiaje es el fenómeno caracterizado por la disminución de los niveles de agua en cuerpos acuíferos, trae consigo una serie de desafíos que afectan tanto al medio ambiente como a la sociedad.
Durante el estiaje, se observa una marcada reducción en los niveles de agua en ríos, lagos y embalses. Esta disminución puede conducir a una escasez de agua para el consumo humano, agrícola e industrial, lo que afecta la disponibilidad de este recurso esencial.
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El estiaje puede formar parte de un período prolongado de sequía, exacerbando aún más la escasez de agua. Las sequías tienen efectos devastadores en la agricultura, la ganadería y los ecosistemas, provocando pérdidas de cultivos, disminución en la producción de alimentos y daños a la salud de los ecosistemas.
La reducción en los niveles de agua puede afectar los hábitats acuáticos y terrestres, poniendo en riesgo la biodiversidad. Muchas especies de plantas y animales dependen del agua para su supervivencia, por lo que la escasez de recursos hídricos puede ocasionar la pérdida de biodiversidad y la alteración de ecosistemas.
La escasez de agua durante el estiaje puede generar conflictos entre diversos usuarios del recurso, como agricultores, comunidades urbanas e industriales. Estos conflictos surgen debido a la competencia por el agua y las disputas sobre los derechos de uso de los recursos hídricos.
Además puede tener repercusiones en la salud de las personas, especialmente en áreas donde se interrumpe el suministro de agua potable. La falta de acceso a agua limpia aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea y el cólera.