En la capital de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, ha aumentado la indigencia, el abandono de personas adultas mayores y el número de personas en situación de calle, o que necesitan alimentos, ante ello ha surgido una respuesta, el 4 de mayo cumplirá 15 años del comedor comunitario de la Parroquia de San Roque y San Bartolomé en la capilla de San Jacinto, a escasos 100 metros del centro de la capital, perteneciente a la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez.
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Coordina el esfuerzo un grupo de hombres y mujeres encabezados por Mayoli López Vázquez, coordinadora de la Pastoral Social de la Parroquia de San Roque y San Bartolomé, de lunes a sábado en un horario de 12:30 a 14:00 para atender con alimentación a migrantes, adultos mayores, niños de la calle, gente desempleada y personas vulnerables.
El grupo de aproximadamente 20 personas llegan desde las nueve de la mañana para la preparación de los alimentos, terminan la jornada de entre 15 y 16 horas, a los que reciben alimentación se les pide una cuota voluntaria de cinco pesos, a quienes no lo aportan no se les niega la atención, es el único comedor comunitario que se ubica en el centro de la capital, atiende diariamente un promedio de 140 a 150 personas en el día.
Uno por uno van llegando, por prevención a la salud debido a la pandemia del Covid-19 entrando de dos en dos, el personal usa cubrebocas en todo momento, la preparación de los alimentos es altamente higiénica, antes de recibir los alimentos las personas se lavan las manos, se aplican gel antibacterial, toman su ración y salen al parque Santo Domingo, contiguo a la capilla del mismo nombre en la primera poniente entre primera y segunda norte.
Anteriormente comían en el comedor instalado en el interior del patio de la capilla, ahora se les sirve en platos y vasos desechables, quienes necesitan más alimentos, se les sirve, el comedor necesita de la población de manera generosa el apoyo de despensas, en la cantidad que así lo deseen, vasos, platos y cucharas desechables, así como arroz, frijol, lenteja, verduras, enlatados, aceite, sal, azúcar, atún sardinas, carnes, “aquí vivimos de bien hechores”, este jueves el menú fue frijoles con chicharrón y arroz, más sus vaso de agua, el menú es variado.
Este comedor lo trabajan dos parroquias, de lunes a miércoles lo atiende la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, y de jueves a sábado, la Parroquia de San Roque y San Bartolomé, surgió porque alrededor de la Catedral Metropolitana de San Marcos deambulaban personas demandando alimentos, se planeó por lo menos servir una comida, diariamente se invierte por lo menos 700 pesos, el esfuerzo es impulsado por los sacerdotes, Francisco Javier Albores Teco y Gilberto Hernández.
En la Rectoría de San Jacinto, en el barrio del mismo nombre en la quinta norte y tercera oriente, existe otro comedor, así lo explica Karina del Rosario Pérez López, la responsable de la preparación del menú.
También existe otro comedor comunitario, sirve desayunos los días martes, jueves y viernes, de 9 de la mañana a 12 del día, en sus propias instalaciones, mientras que en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en la 11 oriente y tercera norte se localiza otro comedor comunitario, en este último los desayunos tienen un costo de 20 pesos y las comidas de 25 a 30 pesos, incluidos las bebidas, de 8 de la mañana a 3 de la tarde.
En la Parroquia Nuestra Señora de Candelaria en la colonia Copoya, se estableció un comedor comunitario para la atención de menores de edad, se sirven alimentos los días miércoles y sábado, desde las 12 del día a las 2 de la tarde, en la Casa de Formación Parroquial Nuestra Señora de la Asunción, en el barrio Llano del Tigre, acuden desde hace cuatro meses un promedio de 20 niños.
