Por toda la Avenida Central de la ciudad capital, Tuxtla Gutiérrez, Alina Abarca León de 8 años en compañía de su madre sale a vender bolsitas de pan de San Cristóbal, el cual elabora con su abuela, esto con la finalidad de poder presentar su examen para pasar al siguiente color de cinta de Taekwondo.
A pesar de tener 8 años, la pequeña Alina no se pone límites, aparte de practicar Taekwondo, le gusta tocar la batería, dibujar, pintar y hacer pulsera. Hace dos años que inició a practicar el deporte, en noviembre se realizará el examen para subir de nivel, donde actualmente es cinta marrón y pasará a cinta marrón avanzada hasta llegar a su sueño de ser cinta negra.
Para eso el examen cuesta al rededor de 6 mil pesos y para ello elabora pan junto con su abuelita y sale a venderlo a las calles de la capital chiapaneca en compañía de su mamá, Eleana León Mendoza, así también su constancia y perseverancia donde entrena 1 hora y media, hasta 2 horas, durante 3 días a la semana, ha hecho que sea de las únicas niñas en su categoría que destaque.
Su madre, Eleana León, nos cuenta que ella desde muy joven implementó las ventas para salir adelante, e incluso pagar su carrera, es así que por eso ella le ha inculcado a su hija que si te propones a hacer las cosas lo puedes lograr.
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"Entró a taekwondo y empezó como un pasatiempo, después de la pandemia, pues es que pasamos por mucho encierro, vimos que realmente le gustó, entonces ya no se quería ir, se quedaba más horas, entrenaba más clases y dijimos bueno vamos a apoyarla a que continúe y así paso", comentó la mamá de Alina.
Ante ello asegura que ya van a hacer 2 años fe apoyarla, asegurando que la disciplina marcialista es bonita pero se requiere de mucho dinero, ya que esto incluyen, colegiaturas, exámenes, torneos y diversos eventos que tiene que participar, los uniformes, el equipo para competencias, etc.
Por los gastos que iban en aumento se las ingeniaron, al darse cuenta que le gustaban los postres, comenzaron a salir a vender pan artesanal; "Ella vió que si se puede y de pronto se desanima, se cansa por que alguien le hizo una mala cara o no vendo, etc. Eso le ha ayudado tanto la práctica como salir a vender al darse cuenta que para ella no hay límites", abundó Eleana.
Finalmente menciona que no tiene un día en específico para ventas, ya que también se toman el tiempo para avanzar con las tareas de la escuela, por lo que ahora la exigencia crece, ya que entrena más tiempo para pasar su examen, por lo que aprovechan cualquier tiempo libre que tengan para vender, invitando a la ciudadanía que si las llega a ver puedan comprarle una bolsita y así cumplir el sueño de Alina.