El 2 de febrero marca el fin de las festividades navideñas y da paso a una deliciosa tradición gastronómica, que es la preparación y degustación de tamales. Este ritual culinario encuentra sus raíces en la fusión de creencias religiosas y costumbres indígenas que han dado forma a la cultura latinoamericana.
Conocido como el Día de la Candelaria, el 2 de febrero conmemora la presentación de Jesús en el templo según la tradición cristiana; nos cuenta el párroco Humberto Ruiz quién lleva más de 37 años predicando la palabra del señor y nos cuenta parte de la historia y tradición acerca de la actividad de comer tamales en esta fecha. Respalda que la conexión con los tamales se remonta a prácticas prehispánicas que celebraban la fertilidad y el renacimiento. Los tamales, envueltos en hojas de maíz, simbolizan la armonía entre la tierra y el trabajo humano, con profundas raíces en la cosmovisión indígena.
La elaboración y consumo de tamales en esta fecha se convierten en un acto social y familiar, promoviendo la unión y el compartir entre generaciones. Comer tamales el 2 de febrero no es simplemente gastronómico, sino una manifestación de la riqueza cultural y espiritual que define a muchas comunidades latinoamericanas.
Lee más:¿Ya probaste todos? Conoce los tipos de tamales de Chiapas
Desde el punto de vista religioso, la fecha conmemora la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, mientras que desde la perspectiva prehispánica, los tamales están arraigados en rituales relacionados con el ciclo agrícola del maíz. Esta tradición, más que una conmemoración religiosa, es una celebración de la fertilidad, la renovación y la abundancia, simbolizando la resistencia cultural y la continuidad de las tradiciones a lo largo del tiempo.
Así, cada 2 de febrero, aquellos que encontraron el Niño Dios en la Rosca de Reyes se preparan para llevar tamales a casa, a la escuela o a la oficina, fortaleciendo este lazo entre el pasado y el presente a través del sabor de la historia y la preservación de las raíces culturales.