/ martes 5 de abril de 2022

Joyas Chiapanecas | La Estrella Suicida

Aunque aparentaba lo contrario, Rita Macedo vivía en una lacerante depresión que la llevó a quitarse la vida. Bella, elegante y glamorosa, Rita Macedo en realidad vivía triste, angustiada, no podía dormir.

Nacida en la Ciudad de México en 1925, se llamaba en realidad María Concepción Macedo Guzmán, y jamás pudo superar el hecho de que, siendo muy niña, sus padres se divorciaran; el padre la abandonara y la madre, la reconocida escritora Julia Guzmán, la recluyera en internados para poder dedicarse de lleno a las letras.

Se dice que desde entonces, la futura estrella del cine mexicano enfermó para siempre de una depresión galopante de la que jamás salió, aunque aparentara lo contrario. De hecho, quien esto firma estuvo a unos metros de ella y percibió su aplastante tristeza.

Uno de sus papeles más memorables que interpretó en cine, fue el de Patricia Terrazas en “Ensayo de un crimen”, película filmada en 1955, dirigida por Luis Buñuel, coprotagonizada por Miroslava Stern y Ernesto Alonso. En ella, Rita Macedo encarna a una extraña mujer, rica, bellísima y extravagante, que se suicida, aparentemente, sin motivo alguno.

Nadie hubiese imaginado que muchos años después, el 5 de diciembre de 1993, la artista repetiría esa conducta, pero en el contexto de su propia vida, a la que puso fin ese día, mediante un certero balazo en la boca, sentada al volante de su auto, en la puerta de su residencia, en el número 19 de la segunda cerrada de Galeana, en el exclusivo barrio histórico de San Ángel, al sur de la Ciudad de México.

Eran aproximadamente las dos de la tarde, cuando desde la ventana de la cocina, una de sus sirvientas vio como Rita empuñaba una pistola que traía en la guantera de su auto y se la llevaba a la boca. La empleada doméstica dio un grito desaforado y corrió hacia la dama para tratar de impedir el hecho que fatalmente ocurrió.

Por la mañana, la actriz había ido al despacho de su hijo, el productor de televisión Luis De Llano Macedo, para decirle que ya no podía seguir sufriendo, que pensaba terminar con todo y que no le impidieran hacerlo. El hombre no quiso discutir con ella y la dejó marcharse, creyendo que se trataba tan solo de un recurso histriónico de su madre para llamar la atención.

Lo mismo sucedió con su hija mayor, la cantante y actriz Julissa, a quien se lo comunicó por teléfono, y con Cecilia, la menor, a quien se lo dijo la noche anterior, cuando ésta ya estaba acostada en su cama.

Rita se casó tres veces, la primera con el productor Luis de Llano Palmer, con quien tuvo dos hijos: el citado productor Luis de Llano Macedo y la mencionada actriz Julissa; la segunda, que no duró mucho, con Pablo Palomino, un acaudalado joven de buena familia; y la tercera, con el escritor Carlos Fuentes, de quien tuvo una hija, Cecilia, productora de televisión.

Durante su tercer matrimonio vivió en París, Londres, Roma, Venecia y Barcelona. Sin embargo, al regresar a México decidió divorciarse debido a las infidelidades de Carlos, aunque hay quienes afirman que fue él quien la abandonó a ella.


En un principio los tres hijos acordaron encubrir el suicidio y pretender que la dama había muerto de un infarto, pero, al final, todo salió a la luz.

Veintitantos años después, Cecilia, la hija menor, publicó las memorias que, al decir de ella, Rita le dictaba todas las noches de viva voz y que fueron interrumpidas por el suicidio, pero la hija se encargó de editar el texto, enriquecerlo, terminarlo y publicar un libro cuyo contenido, cierto o no, es realmente muy bueno.

Correo: santapiedra@gmail.com

Aunque aparentaba lo contrario, Rita Macedo vivía en una lacerante depresión que la llevó a quitarse la vida. Bella, elegante y glamorosa, Rita Macedo en realidad vivía triste, angustiada, no podía dormir.

Nacida en la Ciudad de México en 1925, se llamaba en realidad María Concepción Macedo Guzmán, y jamás pudo superar el hecho de que, siendo muy niña, sus padres se divorciaran; el padre la abandonara y la madre, la reconocida escritora Julia Guzmán, la recluyera en internados para poder dedicarse de lleno a las letras.

Se dice que desde entonces, la futura estrella del cine mexicano enfermó para siempre de una depresión galopante de la que jamás salió, aunque aparentara lo contrario. De hecho, quien esto firma estuvo a unos metros de ella y percibió su aplastante tristeza.

Uno de sus papeles más memorables que interpretó en cine, fue el de Patricia Terrazas en “Ensayo de un crimen”, película filmada en 1955, dirigida por Luis Buñuel, coprotagonizada por Miroslava Stern y Ernesto Alonso. En ella, Rita Macedo encarna a una extraña mujer, rica, bellísima y extravagante, que se suicida, aparentemente, sin motivo alguno.

Nadie hubiese imaginado que muchos años después, el 5 de diciembre de 1993, la artista repetiría esa conducta, pero en el contexto de su propia vida, a la que puso fin ese día, mediante un certero balazo en la boca, sentada al volante de su auto, en la puerta de su residencia, en el número 19 de la segunda cerrada de Galeana, en el exclusivo barrio histórico de San Ángel, al sur de la Ciudad de México.

Eran aproximadamente las dos de la tarde, cuando desde la ventana de la cocina, una de sus sirvientas vio como Rita empuñaba una pistola que traía en la guantera de su auto y se la llevaba a la boca. La empleada doméstica dio un grito desaforado y corrió hacia la dama para tratar de impedir el hecho que fatalmente ocurrió.

Por la mañana, la actriz había ido al despacho de su hijo, el productor de televisión Luis De Llano Macedo, para decirle que ya no podía seguir sufriendo, que pensaba terminar con todo y que no le impidieran hacerlo. El hombre no quiso discutir con ella y la dejó marcharse, creyendo que se trataba tan solo de un recurso histriónico de su madre para llamar la atención.

Lo mismo sucedió con su hija mayor, la cantante y actriz Julissa, a quien se lo comunicó por teléfono, y con Cecilia, la menor, a quien se lo dijo la noche anterior, cuando ésta ya estaba acostada en su cama.

Rita se casó tres veces, la primera con el productor Luis de Llano Palmer, con quien tuvo dos hijos: el citado productor Luis de Llano Macedo y la mencionada actriz Julissa; la segunda, que no duró mucho, con Pablo Palomino, un acaudalado joven de buena familia; y la tercera, con el escritor Carlos Fuentes, de quien tuvo una hija, Cecilia, productora de televisión.

Durante su tercer matrimonio vivió en París, Londres, Roma, Venecia y Barcelona. Sin embargo, al regresar a México decidió divorciarse debido a las infidelidades de Carlos, aunque hay quienes afirman que fue él quien la abandonó a ella.


En un principio los tres hijos acordaron encubrir el suicidio y pretender que la dama había muerto de un infarto, pero, al final, todo salió a la luz.

Veintitantos años después, Cecilia, la hija menor, publicó las memorias que, al decir de ella, Rita le dictaba todas las noches de viva voz y que fueron interrumpidas por el suicidio, pero la hija se encargó de editar el texto, enriquecerlo, terminarlo y publicar un libro cuyo contenido, cierto o no, es realmente muy bueno.

Correo: santapiedra@gmail.com