/ martes 30 de abril de 2024

Salud en la Red / El reto de la cobertura de salud universal en México

Este 2024, Fundación RedSalud Internacional escogió como lema: “Formar alianzas para lograr la cobertura sanitaria universal”, entendiéndose como tal, el que todas las personas tengan acceso al conjunto de servicios de salud de calidad que necesiten en el momento y el lugar adecuados y sin sufrir dificultades económicas por ello.

Es un concepto que abarca toda la gama de servicios de salud esenciales, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos a lo largo del curso de la vida.

En México, como en muchos otros países, es utópico decir que hemos llegado a lograr, o lograremos a corto plazo, la cobertura sanitaria universal; sobre datos expuestos por la OMS, en donde se deja claro que no se está avanzando al ritmo suficiente; en 2015, se empezó a observar un estancamiento en el aumento de la cobertura de los servicios de salud, y la proporción de la población que afronta niveles catastróficos de gasto directo en atención de salud no ha dejado de crecer desde el año 2000 -este patrón mundial se repite en todas las regiones y en la mayoría de los países-.

El porcentaje de la población que no está cubierta por los servicios de salud esenciales se redujo aproximadamente en un 15% entre 2000 y 2021; ello implica que, en 2021, unos 4500 millones de personas no estaban plenamente cubiertas por los servicios de salud esenciales.

Casi 2000 millones de personas sufren dificultades económicas debido al gasto que hacen en atención de salud, de los que 1000 millones afrontan niveles catastróficos de gastos directos por ese motivo (indicador 3.8.2 de los ODS) y 344 millones se ven sumidos en la pobreza extrema. En 2021, cuando llegó a su punto álgido la pandemia de COVID-19, supuso un trastorno adicional para los servicios esenciales en el 92% de los países y, en 2022, el 84% de los países seguían refiriendo perturbaciones.

Los desafíos globales están creciendo y las alianzas son clave para hacer del mundo un lugar más seguro y equitativo para todos; sin salud no tenemos nada, ya que esta genera un impacto económico global que sumerge en un espiral de pobreza a la población que la pierde.

En el 2018 salió a la venta un libro titulado "The Road to Universal Health Coverage Innovation Equity, and the New Health Economy -El camino a la Cobertura Universal de Salud, Equidad en la Innovación y la nueva Economía de la Salud"- que desde antes de ver la luz públicamente dio mucho de qué hablar; centrándose en el poder innovador de la participación del sector privado en la Cobertura Sanitaria Universal y en las distintas maneras en las que las alianzas entre sector público y privado pueden ayudar a los países a lograr la Cobertura Universal de Salud.

En México, la participación del sector privado en la oferta de servicios médicos y de atención a la salud viene creciendo en forma desmesurada desde hace años; debido a la forma desordenada ante la absoluta insuficiencia de servicios en el sistema público y en medio de una ausente regulación de servicios y precios por parte de las autoridades que no ha tenido claro cómo encausar, organizar y estructurar estratégicamente las ofertas y demandas privadas en la salud de los mexicanos. Para quien todavía quiera negar lo anterior, solo basta voltear a alguien cercano.

A mi ya me tocó, hace un par de semanas, dos personas muy cercanas a mi fueron diagnosticadas con cáncer en etapas muy avanzadas, y puedo hablar dando las dos caras de la moneda, una, inmediatamente después del diagnóstico, decidió atenderse por medio del sector privado; la segunda optó por la opción del IMSS, donde por palabras del oncólogo, el tratamiento podría iniciar, si bien le va dentro de 6 meses; pero, precisamente, la decisión de esperar es la diferencia entre la vida y la muerte.

Cuando los avances científicos de la salud de los pacientes han avanzado cada vez más, alargando la esperanza de vida de estos, un sistema sanitario rebasado, desorganizado e insuficiente impacta negativamente en la morbilidad y mortalidad afectando gravemente los pronósticos de vida.

En este marco es inevitable esperar que la inversión privada en el ámbito de la salud seguirá creciendo y teniendo un papel cada vez más importante, simplemente porque del lado público es insuficiente y si la población encuentra opciones privadas más eficientes la demanda se seguirá inclinando hacia allá; pero ante ello, hay que dejar claro que gran parte de la población no podrá contar con los recursos económicos para su atención; para ser exactos con los datos del CONEVAL, en 2022, 7,1% de los mexicanos se encontraban en estado de pobreza extrema y 7 de los 32 estados registraron más del 10% de su población en situación de pobreza extrema; siendo el estado de Chiapas el que tuvo el porcentaje más alto, con un 28%, seguido de Guerrero y Oaxaca, con unos 22,2% y 20,2%, respectivamente; en todos ellos, sus habitantes no podrán decidir buscar la opción privada, viéndose obligados a tomar la decisión de comer o medicarse –atenderse en su salud–, sumergiéndolos aún más en una brecha de desigualdad y exclusión social de la que ya se encuentran hoy en día.

La salud constituye un elemento vital de sostén en cualquier economía y el impulso hacia la Cobertura Universal de Salud aumentará aún más la oferta y la demanda de servicios de calidad relacionados con la salud en los países; en este escenario, los elementos que deben considerar los tomadores de decisiones en la sociedad a todos los niveles, es la oportunidad y los desafíos para esta nueva economía de la salud; por ello, en la sociedad civil ya no nos podemos dar el lujo de no participar para identificar los grandes retos que debemos enfrentar para alcanzar el Derecho Universal de Salud, tales como: reforzar los liderazgos; asignar recursos a programas a partir de diagnóstico, evaluación de resultados, y transparencia; pero sobre todo, algo fundamental es hacer más eficientes los recursos, ya que vemos que los actuales no son suficientes; el Derecho Universal a la Salud sólo es posible si México invierte más en ella.

Esta aspiración no podrá hacerse realidad con un esfuerzo individual, se necesitarán socios, una coalición de los sectores público y privado que trabaje en conjunto para ampliar el acceso a los servicios de atención de la salud.

Es prioritario reforzar el mantenimiento de servicios esenciales de salud, desde un enfoque de atención primaria de salud y sobre todo preventiva, así como fortalecer la resiliencia del sistema público de salud ante emergencias sanitarias, desde la colaboración de todos los sectores, a todos los niveles, ante ello, RedSalud Internacional establece la mesa de trabajo multisectorial, con el fin de evaluar datos del Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social en México, con el fin de establecer sobre estos datos, la red colaborativa mas grande a nivel nacional que permita entregar medicamentos subsidiados de manera parcial o total a las personas en pobreza farmacéutica, dando a todas las personas, en todas partes, las mismas oportunidades de llevar una vida sana y segura.

Con lo anterior, tenemos la posibilidad de poner fin a la pobreza farmacéutica en el mundo y de ofrecer a todas las personas la oportunidad de disfrutar de una vida mejor, con mayor calidad, por lo cual si quieres unirte a este gran proyecto de responsabilidad social compartida, contáctanos en direccion@rsalud.com.mx.

Este 2024, Fundación RedSalud Internacional escogió como lema: “Formar alianzas para lograr la cobertura sanitaria universal”, entendiéndose como tal, el que todas las personas tengan acceso al conjunto de servicios de salud de calidad que necesiten en el momento y el lugar adecuados y sin sufrir dificultades económicas por ello.

Es un concepto que abarca toda la gama de servicios de salud esenciales, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos a lo largo del curso de la vida.

En México, como en muchos otros países, es utópico decir que hemos llegado a lograr, o lograremos a corto plazo, la cobertura sanitaria universal; sobre datos expuestos por la OMS, en donde se deja claro que no se está avanzando al ritmo suficiente; en 2015, se empezó a observar un estancamiento en el aumento de la cobertura de los servicios de salud, y la proporción de la población que afronta niveles catastróficos de gasto directo en atención de salud no ha dejado de crecer desde el año 2000 -este patrón mundial se repite en todas las regiones y en la mayoría de los países-.

El porcentaje de la población que no está cubierta por los servicios de salud esenciales se redujo aproximadamente en un 15% entre 2000 y 2021; ello implica que, en 2021, unos 4500 millones de personas no estaban plenamente cubiertas por los servicios de salud esenciales.

Casi 2000 millones de personas sufren dificultades económicas debido al gasto que hacen en atención de salud, de los que 1000 millones afrontan niveles catastróficos de gastos directos por ese motivo (indicador 3.8.2 de los ODS) y 344 millones se ven sumidos en la pobreza extrema. En 2021, cuando llegó a su punto álgido la pandemia de COVID-19, supuso un trastorno adicional para los servicios esenciales en el 92% de los países y, en 2022, el 84% de los países seguían refiriendo perturbaciones.

Los desafíos globales están creciendo y las alianzas son clave para hacer del mundo un lugar más seguro y equitativo para todos; sin salud no tenemos nada, ya que esta genera un impacto económico global que sumerge en un espiral de pobreza a la población que la pierde.

En el 2018 salió a la venta un libro titulado "The Road to Universal Health Coverage Innovation Equity, and the New Health Economy -El camino a la Cobertura Universal de Salud, Equidad en la Innovación y la nueva Economía de la Salud"- que desde antes de ver la luz públicamente dio mucho de qué hablar; centrándose en el poder innovador de la participación del sector privado en la Cobertura Sanitaria Universal y en las distintas maneras en las que las alianzas entre sector público y privado pueden ayudar a los países a lograr la Cobertura Universal de Salud.

En México, la participación del sector privado en la oferta de servicios médicos y de atención a la salud viene creciendo en forma desmesurada desde hace años; debido a la forma desordenada ante la absoluta insuficiencia de servicios en el sistema público y en medio de una ausente regulación de servicios y precios por parte de las autoridades que no ha tenido claro cómo encausar, organizar y estructurar estratégicamente las ofertas y demandas privadas en la salud de los mexicanos. Para quien todavía quiera negar lo anterior, solo basta voltear a alguien cercano.

A mi ya me tocó, hace un par de semanas, dos personas muy cercanas a mi fueron diagnosticadas con cáncer en etapas muy avanzadas, y puedo hablar dando las dos caras de la moneda, una, inmediatamente después del diagnóstico, decidió atenderse por medio del sector privado; la segunda optó por la opción del IMSS, donde por palabras del oncólogo, el tratamiento podría iniciar, si bien le va dentro de 6 meses; pero, precisamente, la decisión de esperar es la diferencia entre la vida y la muerte.

Cuando los avances científicos de la salud de los pacientes han avanzado cada vez más, alargando la esperanza de vida de estos, un sistema sanitario rebasado, desorganizado e insuficiente impacta negativamente en la morbilidad y mortalidad afectando gravemente los pronósticos de vida.

En este marco es inevitable esperar que la inversión privada en el ámbito de la salud seguirá creciendo y teniendo un papel cada vez más importante, simplemente porque del lado público es insuficiente y si la población encuentra opciones privadas más eficientes la demanda se seguirá inclinando hacia allá; pero ante ello, hay que dejar claro que gran parte de la población no podrá contar con los recursos económicos para su atención; para ser exactos con los datos del CONEVAL, en 2022, 7,1% de los mexicanos se encontraban en estado de pobreza extrema y 7 de los 32 estados registraron más del 10% de su población en situación de pobreza extrema; siendo el estado de Chiapas el que tuvo el porcentaje más alto, con un 28%, seguido de Guerrero y Oaxaca, con unos 22,2% y 20,2%, respectivamente; en todos ellos, sus habitantes no podrán decidir buscar la opción privada, viéndose obligados a tomar la decisión de comer o medicarse –atenderse en su salud–, sumergiéndolos aún más en una brecha de desigualdad y exclusión social de la que ya se encuentran hoy en día.

La salud constituye un elemento vital de sostén en cualquier economía y el impulso hacia la Cobertura Universal de Salud aumentará aún más la oferta y la demanda de servicios de calidad relacionados con la salud en los países; en este escenario, los elementos que deben considerar los tomadores de decisiones en la sociedad a todos los niveles, es la oportunidad y los desafíos para esta nueva economía de la salud; por ello, en la sociedad civil ya no nos podemos dar el lujo de no participar para identificar los grandes retos que debemos enfrentar para alcanzar el Derecho Universal de Salud, tales como: reforzar los liderazgos; asignar recursos a programas a partir de diagnóstico, evaluación de resultados, y transparencia; pero sobre todo, algo fundamental es hacer más eficientes los recursos, ya que vemos que los actuales no son suficientes; el Derecho Universal a la Salud sólo es posible si México invierte más en ella.

Esta aspiración no podrá hacerse realidad con un esfuerzo individual, se necesitarán socios, una coalición de los sectores público y privado que trabaje en conjunto para ampliar el acceso a los servicios de atención de la salud.

Es prioritario reforzar el mantenimiento de servicios esenciales de salud, desde un enfoque de atención primaria de salud y sobre todo preventiva, así como fortalecer la resiliencia del sistema público de salud ante emergencias sanitarias, desde la colaboración de todos los sectores, a todos los niveles, ante ello, RedSalud Internacional establece la mesa de trabajo multisectorial, con el fin de evaluar datos del Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social en México, con el fin de establecer sobre estos datos, la red colaborativa mas grande a nivel nacional que permita entregar medicamentos subsidiados de manera parcial o total a las personas en pobreza farmacéutica, dando a todas las personas, en todas partes, las mismas oportunidades de llevar una vida sana y segura.

Con lo anterior, tenemos la posibilidad de poner fin a la pobreza farmacéutica en el mundo y de ofrecer a todas las personas la oportunidad de disfrutar de una vida mejor, con mayor calidad, por lo cual si quieres unirte a este gran proyecto de responsabilidad social compartida, contáctanos en direccion@rsalud.com.mx.

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