/ viernes 26 de mayo de 2023

Paradigmas | Educación responsable

Después de una buena salud, los padres deseamos que nuestros hijos sean personas felices, exitosas y honestas, que desde la actividad productiva que desee o pueda desarrollarse (profesionista, empresario, empleado, comerciante o cualquier otro), sea una persona con una buena calidad de vida y que aporte al desarrollo social. Lamentablemente parece que con el paso del tiempo los padres hacemos todo, menos educar a nuestros hijos de forma responsable.

Hace algunos años en una reunión de padres de familia (primaria), dos mamás pedían a la maestra que por favor enviara la tarea de sus hijos en forma de pregunta, ya que así le era más fácil a sus niños atender la tarea; sin embargo, la formación pedagógica que seguramente se buscaba con la actividad, tenía objetivos muy claros que debían abordarse con el método que se planteaba, ante la insistencia, casi molestia, la maestra optó por aceptar enviar la actividad en forma de cuestionamiento.

Platicando con docentes de otros niveles educativos, incluyendo nivel superior, me han confiado que prefieren ser complacientes y calificar de forma poco exigente, debido a la sensibilidad de muchos jóvenes que expresan que el maestro es muy duro para calificar y en muchos casos alegan que el maestro lo trae de encargo y por eso le pone malas calificaciones, seguramente hay casos así, pero en su mayoría la realidad es que hemos acostumbrado a nuestros jóvenes a trabajar bajo el método del mínimo esfuerzo, siempre buscando facilitarles la vida, olvidando que la vida nunca es fácil, que hay que enfrentar y resolver desafíos constantemente, y que si no son capaces de resolver los desafíos, seguramente los condenamos a una pobre calidad de vida y que personas de fuera, incluso extranjeros, vengan a dirigir sus vidas y nuestra sociedad.

Hace pocos meses me informaron que el grupo al que seguiría dando clases solicitó que no me asignaran con ellos, pues argumentaron que el sistema de evaluación empleado fue complejo y estricto; además comentaron que les falte al respeto al indicarles que el plagio académico es un delito, y que un trabajo donde detectara plagio, no sería valorado por lo que su calificación sería cero. Parece que decir las cosas por su nombre y cuidar que las cosas se hagan correctamente no es lo correcto, ya que en lugar de aclarar y hacer lo apropiado, para evitar “conflictos”, es mejor atender la solicitud.

Situaciones como esta permite entender, que no justificar, porque muchos docentes deciden evitar conflictos y ser generosos con las calificaciones; sin embargo, el daño se les hace a los futuros ciudadanos, a los futuros profesionistas, condenándolos en muchos casos, que no en todos, a una vida profesional deficiente para competir en una sociedad altamente competitiva.

Resulta apremiante desarrollar una educación responsable, tanto en el hogar como en las escuelas, educación que lleve a formar profesionistas, empresarios, empleados, comerciantes entre otros, competentes, fuertes, honestos, comprometidos con el desarrollo personal, social y de nuestro país.

Después de una buena salud, los padres deseamos que nuestros hijos sean personas felices, exitosas y honestas, que desde la actividad productiva que desee o pueda desarrollarse (profesionista, empresario, empleado, comerciante o cualquier otro), sea una persona con una buena calidad de vida y que aporte al desarrollo social. Lamentablemente parece que con el paso del tiempo los padres hacemos todo, menos educar a nuestros hijos de forma responsable.

Hace algunos años en una reunión de padres de familia (primaria), dos mamás pedían a la maestra que por favor enviara la tarea de sus hijos en forma de pregunta, ya que así le era más fácil a sus niños atender la tarea; sin embargo, la formación pedagógica que seguramente se buscaba con la actividad, tenía objetivos muy claros que debían abordarse con el método que se planteaba, ante la insistencia, casi molestia, la maestra optó por aceptar enviar la actividad en forma de cuestionamiento.

Platicando con docentes de otros niveles educativos, incluyendo nivel superior, me han confiado que prefieren ser complacientes y calificar de forma poco exigente, debido a la sensibilidad de muchos jóvenes que expresan que el maestro es muy duro para calificar y en muchos casos alegan que el maestro lo trae de encargo y por eso le pone malas calificaciones, seguramente hay casos así, pero en su mayoría la realidad es que hemos acostumbrado a nuestros jóvenes a trabajar bajo el método del mínimo esfuerzo, siempre buscando facilitarles la vida, olvidando que la vida nunca es fácil, que hay que enfrentar y resolver desafíos constantemente, y que si no son capaces de resolver los desafíos, seguramente los condenamos a una pobre calidad de vida y que personas de fuera, incluso extranjeros, vengan a dirigir sus vidas y nuestra sociedad.

Hace pocos meses me informaron que el grupo al que seguiría dando clases solicitó que no me asignaran con ellos, pues argumentaron que el sistema de evaluación empleado fue complejo y estricto; además comentaron que les falte al respeto al indicarles que el plagio académico es un delito, y que un trabajo donde detectara plagio, no sería valorado por lo que su calificación sería cero. Parece que decir las cosas por su nombre y cuidar que las cosas se hagan correctamente no es lo correcto, ya que en lugar de aclarar y hacer lo apropiado, para evitar “conflictos”, es mejor atender la solicitud.

Situaciones como esta permite entender, que no justificar, porque muchos docentes deciden evitar conflictos y ser generosos con las calificaciones; sin embargo, el daño se les hace a los futuros ciudadanos, a los futuros profesionistas, condenándolos en muchos casos, que no en todos, a una vida profesional deficiente para competir en una sociedad altamente competitiva.

Resulta apremiante desarrollar una educación responsable, tanto en el hogar como en las escuelas, educación que lleve a formar profesionistas, empresarios, empleados, comerciantes entre otros, competentes, fuertes, honestos, comprometidos con el desarrollo personal, social y de nuestro país.